miércoles, 21 de noviembre de 2012

La otra cara de la guerra




Continuos conflictos bélicos se suceden en la sociedad actual, situaciones realmente inhumanas que se dan continuamente por razones de diversa índole. El eterno conflicto entre Israel y Palestina vuelve a ser protagonista en todos los medios estos días. Todo el mundo quiere saber qué ocurre y cómo van desenlazando unos acontecimientos con otros. Pero lo que llega a la mayoría de los medios es sólo una pequeña parte de lo que ocurre en realidad. Sabemos qué opinan las potencias y si van a intervenir en el conflicto o no. Pero no tenemos ni idea de cómo viven en primera persona los verdaderos protagonistas de estas historias, los ciudadanos que se ven afectados por un conflicto, en este caso, de índole religiosa.

En la mayoría de las ocasiones no tenemos la oportunidad de conocer objetivamente lo que allí se vive, por eso es muy importante de esas valientes personas que deciden irse a una guerra a saber qué ocurre realmente para poder contar la verdad al resto del mundo.

Se nos encoge el corazón cada vez que leemos o escuchamos en los medios que otro corresponsal de guerra ha muerto. Pensamos que esas personas están  locas, que son capaces de arriesgar su vida por algo que no va con ellos. Pero no. Quienes que se dedican a este tipo de periodismo es por verdadera vocación. Puede que ésta sea la profesión que más vocación necesite para que una persona sea capaz de entregarse a ella.

La búsqueda de la verdadera cara de la guerra, del conflicto y del desastre es lo que intentan destapar y mostrar estas valientes personas que  se plantan en primera fila y muestran al resto del mundo, ignorante y frívolo, la realidad que en esos lugares se vive.

Las guerras no sólo son armas y explosiones, sino que también hay humanidad en ellas. Hay niños a los que les toca vivirla sin entender qué pasa. Hay hospitales improvisados en los que se puede ver el más crudo dolor y la muerte más cercana, pero también en esos lugares hay personas, voluntarios, que ayudan y colaboran a curar a esas víctimas inocentes. Logran que ese infierno sea algo más llevadero. Es en las manos de esas personas donde está la verdadera lucha de buscar una solución y sus ojos son el lugar donde brilla la esperanza.

Por eso merece la pena ir, mostrar el amargo lado de una situación conflictiva. Pero estos periodistas sabrán que al igual que ellos acuden para mostrar la realidad, otras personas siempre irán para ayudar.

Y aunque el miedo de encontrarte con la muerte esté presente en estos informadores, la esperanza y la ilusión de poder contribuir a una causa por la que creen se hace más fuerte.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

La opacidad de la Ley de Transparencia




La Ley de Transparencia, Acceso a la Información y Buen Gobierno es un tema que está muy de moda en la actualidad. Cuando se escucha por primera vez el nombre de esa ley uno piensa que es un paso más para que se elimine la opacidad de las administraciones públicas y para que los ciudadanos tengan derecho a saber todo lo que se lleva a cabo en el ámbito político.

La misma Vicepresidenta del Gobierno y portavoz de éste, Soraya Sáenz de Santamaría, describe este procedimiento como “una Ley completa en términos de obligaciones de transparencia de nuestras administraciones, que garantice el derecho de todos los ciudadanos a acceder a la información pública y que refuerce la responsabilidad de los gestores públicos en el ejercicio de sus funciones y en el manejo de los recursos que son de todos”. Unas palabras que a todos hacen pensar que España dejará de ser uno de esos pocos países que aún no tiene regulada una normativa para que los habitantes de un país tengan libre acceso a los datos administrativos de su gobierno.

Pero la realidad es que todavía hay un velo muy opaco acerca de este tema, y que solicitar determinadas informaciones a las administraciones es aún una utopía. El Tribunal supremo hizo pagar las costas de 3.000 euros a quien reclamó amparo judicial, Helen Darbishire, directora ejecutiva de Access Info Europe, por recurrir tras sentenciar la Audiencia Nacional que “No se puede pretender que el derecho fundamental a recibir información veraz por cualquier medio de comunicación incluya un deber general de la Administración a informar sobre cualquier materia”.

Access Info Europe es una organización no gubernamental que lucha por la transparencia informativa que solicitó a la Presidencia de Gobierno conocer el “desarrollo legislativo derivado de la adhesión de España al convenio de la OCDE para la lucha contra la corrupción de agentes públicos extranjeros en las transacciones comerciales internacionales y al convenio de las Naciones Unidas contra la corrupción”, al igual que hizo con otros países sin poner objeción alguna ninguno de ellos a facilitarle esas informaciones. La Presidencia de Gobierno decidió que eso era asunto del Ministerio de Justicia y al no dar éste respuesta alguna la ONG interpuso un recurso contencioso-administrativo.

Así pues, la directora ejecutiva de Acces Info Europe, Helen Darbishire, ha sido condenada por reclamar amparo judicial. El Supremo sostiene que los datos solicitados son una forma de pedir explicaciones al Ejecutivo y no una petición de información en sí. Y por eso, a pesar de reconocer que la Administración incumple con su obligación de contestar, ha condenado  a pagar en costas 3.000 euros a la organización no gubernamental.

Una sentencia que se ha conocido en el momento en el que el Parlamento está tramitando la tan conocida Ley de de Transparencia, Acceso a la Información y Buen Gobierno. Pero que con casos como este es inevitable cuestionarse si algún día los ciudadanos de a pie podremos llegar a conocer la realidad de nuestros gobiernos.



domingo, 4 de noviembre de 2012

Un hospital en ruinas lleno de vida


Como ya comenté en mi perfil, en este blog no sólo trataré temas que tengan que ver con la agenda mediática, sino que también realizaré crónicas, noticias, entrevistas, reportajes y todo tipo de géneros acerca de cosas que me llamen la atención, que crea que la gente debe conocer o que simplemente me parezcan curiosas o de relevancia.

Así pues, este reportaje hace referencia a un hospital en ruinas situado en las inmediaciones de Sevilla, pero que pocas personas conocen. Indagando y por curiosidad, llegué a dar con informaciones acerca de un antiguo hospital que estuvo activo hasta los noventa en Sevilla. Se trataba de un hospital militar americano que fue construido en los cincuenta. Al leer y documentarme acerca de aquel lugar descubrí que se encontraba en condiciones devastadoras. Y que los usos que ahora tiene son muy distintos a los que se le daban cuando estaba en funcionamiento. Utilizado ahora durante el día como escenario de batallas de airsoft y por la noche como lugar donde se desarrollan rituales de espiritismo y como punto de encuentro para personas que buscan sexo.

Tras leer todo lo que se decía en internet era inevitable querer comprobar si aquel lugar albergaba tantas cosas como se rumoreaba. Acompañada y con la cámara en mano nos acercamos una tarde de Sábado hasta Alcosa, por donde se llega, y cuando fuimos dejando atrás la ciudad por un camino empezamos a ser conscientes de que estábamos en medio de la nada, hasta llegar casi a las pistas del aeropuerto de Sevilla. Las dejamos a un lado y tras continuar un poco más nos encontramos con varios edificios casi derruidos. Ya habíamos llegado, estábamos en el hospital. Era el momento de entrar y comprobar qué había dentro de aquellas infraestructuras medio derrumbadas.

Al acceder al primer edificio aún era de día, pero era inevitable sentir respeto al entrar en un inmueble de tales dimensiones casi reducido a escombros. Al entrar se extendía un pasillo largo y estrecho que daba a una enorme hilera de habitaciones. Lo primero que se pasaba por la mente ante tal escenario es que sería un perfecto lugar para rodar una película de miedo. Al avanzar iban quedando atrás restos de habitaciones vacías, todas de igual tamaño, pintadas algunas con símbolos de rituales y otras con graffitis. Cuando terminaba el corredor se salía a una gran habitación que conectaba con otros tres pasillos, cada uno en una dirección. Todas las plantas de aquel edificio eran exactamente iguales.

En las informaciones sobre aquel lugar se especificaba que algunos de esos edificios tenían sótanos, y que debajo de esas construcciones había una serie de corredores que hacían que se conectasen unos edificios con otros. Pero al bajar al sótano del primer edificio la entrada estaba bloqueada, como si hubiese habido un derrumbe y los accesos se hubiesen llenado de escombros.

Ya anochecía. De camino a otro edificio apareció un coche que se dirigió hacia otro edificio de las instalaciones del hospital, el edificio de rehabilitación según los conocimientos que teníamos. Todos los edificios eran lúgubres, fríos, vacíos y como si hubiesen pasado décadas desde que fueron abandonados. El inmueble en el que estaban los quirófanos es uno de los peor conservados, apenas se sostienen algunas paredes en pie y olía a candela quemada. Al acercarnos a lo que fueron las viviendas de los trabajadores se podía confirmar otro de los usos que se le daba a aquel lugar: el de sitio para desarrollar las peleas de perros. Por lo que al cambiar de rumbo hacia otro de los edificios vimos como cada vez iban más coches hasta la construcción donde se desarrollaban las tareas de rehabilitación.

En otro de los inmuebles más grandes donde los huecos de los ascensores estaban libres y todas las escaleras permanecían en mejores condiciones no había acceso al sótano. Por lo que la decisión fue subir directamente a la última planta hasta llegar a la azotea. Desde la azotea podía observarse que a pocos metros estaban todos esos coches aparcados, sin música, y de vez en cuando podían verses luces de linternas que entraban en el edificio  y todo volvía a quedarse a oscuras.

Decidimos acercarnos en coche hasta uno de los edificios más lejanos. La inquietud fue evidente cuando uno de esos misteriosos coches vino de frente lentamente y se quedó parado a nuestro lado. Eran dos chicos. Que nos miraron y a los pocos segundos continuaron su camino hacia el edificio de rehabilitación, al mismo lugar en el que estaban todos los coches que habían ido llegando. Cerca ya del inmueble se movieron dos sombras y permanecimos en el coche hasta que se alejaron y pudimos comprobar que eran dos hombres que habían abandonado el edificio y ahora se dirigían al camino que llevaba a la zona de rehabilitación.
Con precaución nos acercamos a ese edificio y al entrar decidimos dirigirnos directamente a los sótanos y comprobar si realmente era cierto que comunicaban con otros pasillos. Pero deambulando por la planta baja en busca de una puerta que bajase al sótano encontramos estancias de ese edificio que acumulaban ropa, cartones, algunos utensilios e incluso zapatos de niños. Aquel sitio había estado habitado hace poco tiempo o aún lo estaba. Por fin llegamos a una puerta por la que se accedía al sótano, y al bajar por las escaleras era cada vez más fuerte el olor a humedad. Al terminar la escalera se llegaba a una enorme habitación en la que había tabiques derrumbados, con las paredes negras, sin pintadas esta vez, pero con juguetes sueltos de niños. Era imposible evitar que un escalofrío recorriese la espalda al moverse en aquel lugar tan extraño. Llamaba la atención una especie de tabique que se diferenciaba del resto de paredes y que era evidente que había sido construido posteriormente.

Aquel sótano no tenía ninguna otra salida que no fuesen las escaleras por las que se accedía, por lo que no había ningún pasillo que comunicase a algún otro lugar. Lo que no se pudo saber es qué había detrás de aquel misterioso tabique.

Tras la visita a aquel lugar no pudimos comprobar si realmente existen esas supuestas galerías bajo las construcciones que comunicaban unos edificios con otros. Pero sí comprobamos que a pesar de ser un hospital abandonado, y a pesar de lo tenebroso que puede llegar a parecer aquel sitio, la gente se acerca hasta allí para distintos fines. Sin importarles a veces las consecuencias de sus actos, ya que por lo que pudimos ver, se exponen al peligro sin ningún tipo de reparo.

Un hospital de una base militar americana que estuvo en uso hasta los noventa. Del que apenas nadie sabe nada , un lugar que parece abandonado pero que en realidad está en continua actividad.