martes, 4 de diciembre de 2012

El encanto de la tradición




Al pasear por Sevilla se puede observar que en las calles llenas de gente y alborozo, entre los modernos comercios y grandes superficies, siguen existiendo esas pequeñas tiendas tradicionales que han visto pasar los años ante ellas, cuyos escaparates han reflejado el cambio del tiempo y a los que personas de distintas generaciones se han asomado para admirar tanto sus productos como la decoración y la delicadeza con las que están expuestos.

Un paseo por las tiendas con más encanto de esta ciudad es algo que puede resultar muy enriquecedor para quien cruce las puertas de esos locales y se sumerja en un mundo paralelo al comercio en serie al que estamos acostumbrados. Tiendas que acogen en su interior un especial ambiente de hechizo donde el cliente se puede abstraer un poco a la época pasada de ese lugar.

Decorados singulares y productos originales son los que encontramos en estos típicos comercios que merecen formar parte de las visitas al pasear por la ciudad. Locales camuflados entre las calles en los que si se posa nuestra vista, los productos de estas tiendas llamarán nuestra atención por su elaboración y cuidado, dejando maravillado al público.

Así pues, encontramos establecimientos de todo tipo, como papelerías donde han sabido hacer una pequeña joya del arte de la papelería y la decoración. Comercios que suponen una verdadera mina de inspiración para nuestras labores, donde se ofrece el servicio más personalizado a su clientela, mucha de ella ya asidua. Explican sus propietarios que la forma de superar el paso del tiempo es tener ganas e ilusión. Tiendas que podemos encontrar entre las calles de Santa Cruz, donde turistas pueden hacer un alto en el camino para comprar algún refrigerio, algo para comer, o incluso flores y recuerdos esotéricos. O tiendas abiertas por y para la diversión de los más pequeños, donde el sacrificio es la fórmula para que siga adelante con la misma familia después de más de un siglo de existencia.

Aunque los tiempos cambien, esos comercios conservarán su esencia del primer día, encandilando a todo el que entre y enriqueciendo los sentidos de los clientes. Tiendas llenas de encanto y armonía, que, por mucho que pasen los años, seguro que siguen ahí, para que generación tras generación puedan observar esos escaparates que siempre conservaron la coquetería y la delicadeza de una esencia tradicional.

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